La idea del “hombre nuevo” es un tema altamente difundido en América Latina. Las concepciones castro-guevaristas que la promueven han encantado románticamente a muchos jóvenes, sobretodo a las generaciones de los años ’60 y ’70, pero también a las actuales.
Generalmente esta idea, tras ser inspiradora de entrega y abnegación a la causa del pueblo por un tiempo, termina provocando su contrario, decepción y muertes. Decepción, pues se sigue un modelo ideal abstracto imposible de alcanzar, el “guerrillero heroico”; y muertes, pues quienes han intentado desarrollar la revolución siguiendo la idea castro-guevarista del foco guerrillero, han sido siempre sobrepasados por la contrainsurgencia, traduciéndose en matanzas, razias, masacres.
Todo esto ha llevado a pensar a algunos que la revolución es irrealizable mientras no se cuente con estos “hombres nuevos”. Por el contrario Lenin, una de las jefaturas más reconocidas del socialismo científico, planteaba que no se debe esperar ningún tipo especial de hombre para hacer la revolución, simplemente se debe partir con personas de carne y hueso.
Esto nos lleva a la siguiente pregunta: ¿Este concepto, “hombre nuevo”, es parte del patrimonio del movimiento comunista internacional y específicamente del Socialismo Científico o, por el contrario, es un concepto impreciso, ambiguo o ampliamente superado por las jefaturas de Marx, Lenin, Stalin y Mao Tse Tung?. Responder a esta pregunta implica adentrarse en la concepción marxista del papel que le cabe al individuo en la historia. Este individuo, sin embargo, no es un ser abstracto, es un ser social que posee posición de clase, intereses y ocupa un lugar en la lucha de clases. El comentario a continuación tiene por objetivo dar a conocer tanto el lugar como las tareas históricas que le corresponden al individuo.
El papel del individuo en la historia
En la historiografía tradicional burguesa sólo los grandes personajes, estadistas, militares, aparecen o figuran como los hacedores de la humanidad, hombres especiales y llenos de virtudes como Napoleón o un Pedro el Grande, entre otros. No obstante, la historia es construida materialmente por las clases populares, específicamente por la moderna Clase Obrera por medio del trabajo. ¿Qué sería del ejército de Napoleón sin cañones, alimentos, balas, indumentarias y hombres, todo los cual ha surgido de las clases populares?
Con el advenimiento del Socialismo Científico las masas tomaron conciencia de sí y para sí, desarrollando una politica independiente al de la clase dominante. Dejaron con esto su largo letargo que las había reducido a ser meras espectadoras de la historia, una “multitud ciega que vagaba en las tinieblas carentes de horizonte”, como decía Stalin.
La Comuna de Paris, la Revolución de Octubre, la Revolución China no se realizaron con un ejército de hombres especiales, sino con las amplias masas, las masas más zarrapastrosas.
De esta manera, la Ideología Científica prontamente opuso sus propios planteamientos a los de la burguesía, a saber: las masas hacen la historia; para lograr su liberación deben impulsar no una política conciliatoria, sino una política destinada a la conquista del poder mediante la violencia revolucionaria, oponiendo al Estado burgués y sus instrumentos, la ideología proletaria, el partido de cuadros y la guerra popular.
Para los sectores de trabajo la violencia es consecuencia de la propiedad privada. Ésta a lo largo de la historia ha estado en pocas manos, en las de la clase dominante. Dicha clase, para retener sus privilegios y poder, recurre a sus instrumentos de violencia como el Estado y ejército burgués. Es por esto, que al poder reaccionario se le debe oponer uno revolucionario, según Marx, el pensamiento sólo transforma revolucionariamente la realidad cuando ha prendido en las masas, “el poder material tiene que derrocarse por medio del poder material, pero también la teoría se convierte en poder material tan pronto como se apodera de las masas”. De esta manera, los grandes cambios sólo ocurren de manera violenta, con violencia revolucionaria.
Así, existen dos poderes sobre la tierra uno organizado, dominante y otro que falta por organizar, sobretodo en nuestro país.
Para organizar el nuevo poder se debe recurrir a las masas. Según Lenin, las masas se dividen en clases; para defender sus intereses las clases desarrollan instrumentos, partidos. Estos partidos están dirigidos por grupos más o menos estables, así por ejemplo, la burguesía levanta partidos de masas, destinado prioritariamente a promover a sus personajes más ricos o importantes en las elecciones (cretinismo parlamentario). Por su parte el proletariado desarrolla partidos conspirativos; estos últimos en la lucha política desarrollan agitadores, organizadores, propagandistas, jefes y jefaturas. Respecto de las jefaturas, éstas son los mandos que se han probado profesionalmente o se han preparado e instruido en una larga práctica; no son simplemente aquellos elegidos para los cargos de dirección, son los miembros con mayor prestigio, influencia y experimentación, es decir, se han forjado en la lucha de clases alcanzando reconocimiento entre las masas.
Tanto Marx, Lenin, Stalin y Mao comprendieron también que en las clases populares (en las masas, o en el pueblo) existe un proceso no homogéneo, encontrándose sectores avanzados, intermedios y atrasados en cuanto al desarrollo ideológico. Es por esto que Lenin bregara por que los procesos revolucionarios fueran liderados por los sectores de vanguardia, es decir, la clase obrera como dirección -y la campesina como fuerza principal, según Mao Tse Tung- dirigidos por su estado mayor, el partido comunista, compuesto por los elementos más avanzados de la clase.
Dentro de esta perspectiva, los cuadros dentro del partido tienen la tarea de convencer a los elementos más atrasados de los sectores populares, trabajar entre ellos, elevar su conciencia política y no aislarse de los mismos. De esta manera, todo comunista debe integrarse en organizaciones de clase, para esto se debe partir de realidades. No se puede construir la nueva democracia y después el socialismo con un material humano abstracto creado por nosotros, sino con el material que nos ha legado el capitalismo. Ese es el punto de partida.
El hombre nuevo y el papel de la ideología proletaria
Las tres fuentes o partes integrantes de la ideología proletaria esta constituida por la Filosofía, la Economía Política y el Socialismo Científico. La ideología comunista busca reflejar el mundo, interpretarlo para luego transformar revolucionariamente la realidad, adoptando para esto la posición de clase del proletariado.
El surgimiento del Socialismo Científico y su desarrollo en MLM significó que por primera vez en la historia los oprimidos cuentan con una teoría que refleje fielmente sus intereses. Sin embargo, ni en el capitalismo ni en el socialismo se puede hablar de un individuo con una formación comunista completa. Los hombres poseen contradicciones, lo uno se divide en dos, el pensamiento de cada persona tiene un lado oscuro y otro claro. En el interior de un sujeto existen concepciones burguesas, estas pueden ser atenuadas sólo con la ideología, unida a la práctica revolucionaria y colectiva, reforzando el polo revolucionario que todos tenemos
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En la concepción comunista, el término “hombre nuevo” fue empleado por Stalin en el sentido de los requerimientos necesarios por parte de las nuevas generaciones en cuanto formación técnica para desarrollar la gran industria en la URSS. Es decir, es un término utilizado en la construcción socialista. Sin embargo, el concepto alcanza mayor “popularidad” con el comandante Ernesto Guevara. Pero en Guevara el concepto cambia de sentido, guardando ahora relación con las supuestas cualidades que debe poseer un individuo, en este caso un revolucionario, indistintamente en las condiciones previas a la revolución y después de ésta, en el proceso de construcción del socialismo.
Guevara posee una concepción idealista, romántica en torno al papel del individuo en la historia, pues separa guerrilla y masa, personaje o revolucionario de los sectores populares, anteponiéndose a las masas, relegando su participación a un papel secundario. Así por ejemplo, en la etapa de la lucha guerrillera definida por Guevara se nos habla de dos ambientes distintos, separados: por una parte estaría la guerrilla y por otra las masas, estas últimas dormidas, prestas a ser movilizadas por el ejemplo de la guerrilla. Supuestamente este ejemplo estaría generando las condiciones subjetivas o la conciencia que lleva a la masa a rebelarse y “proletarizarse”. Con esto se promueve la idea de que tan sólo con un grupo de hombres bien preparados es posible hacer la revolución, por medio del desarrollo del foco guerrillero y que en la participación en la guerrilla se va forjando el “hombre nuevo”, al margen de las masas.
Para Guevara el “hombre nuevo”, desde el inicio de su acción guerrillera constituye un “germen de socialismo” y desarrolla nuevos valores de justicia, de “amor” y “humanidad”. Según Guevara, “el revolucionario auténtico está guiado por grandes sentimientos de amor. Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esta cualidad” y añade, “hay que tener una gran dosis de humanidad, una gran dosis de sentido de la justicia y de la verdad... se debe alentar a la masa con nuestro ejemplo. “
Los nuevos valores e ideas de Guevara ¿pueden existir sin una base material que les de sustento? Mientras subsista el capitalismo la ideología dominante es la burguesa, como reflejo del modo de producción burgués. El desarrollo pleno de la ideología proletaria solo será posible si existe un control del modo de producción dominante, ya que la cultura es reflejo, en última instancia, del modo de producción. Para transformar esa base material el único camino es colocar a la politica proletaria como guía de esa edificación.
Es por esto que la vía individual propuesta por Guevara para optar a ser revolucionario, en condiciones donde aún domina el viejo poder, debe ser suplido por medio de instrumentos, el partido, cuestión que en la concepción de Guevara no tiene cabida. Sólo el partido como sistema de organizaciones da garantías para el desarrollo y el mantenimiento de la ideología.
Respecto del proceso de proletarización del pensamiento, o el alentar a las masas con el ejemplo, cabe la pregunta ¿Las justicia debe ser ejercida por un caudillo o por las masas? ¿Se le debe mostrar a las masas como ejercer justicia? ¿De esa manera lograrán su proletarización? Al contrario de lo que cree Guevara, el desarrollo de la proletarización sólo será posible si las masas se organizan y pasan a constituirse en poder, ejercen justicia, y administran zonas, construyen la nueva democracia, el socialismo y consolidan el proceso evitando la restauración por medio de Revoluciones Culturales.
En síntesis, el término “hombre nuevo” no da cuenta de las características que debe poseer un comunista ni las tareas que debe cumplir. Dicho término amplio impide asignar tareas y entender qué clases son las encargadas de mantener la revolución viva, es decir, son vanguardia y dirección. En la concepción guevarista no existe una comprensión de las jefaturas y su relación con las masas, ni tampoco existe estado mayor, ni partido conspirativo con carácter de masas. Es por esto que Guevara busca suplir el tema de la subjetividad por medio del ejemplo de la guerrilla y no un sistema de organizaciones ligados a los tres instrumentos de la revolución, a saber: Partido, frente, Ejército popular. Por otra parte, no existe un análisis de las clases o cuál es su carácter y las tareas que deben desempeñar dichas clases tanto en la Nueva Democracia como en la construcción socialista. Por lo tanto, no existe mando y guía. De esta manera, tras este supuesto “hombre nuevo” pueden pasar como contrabando seres de las más distintas especies, clases, intereses, convirtiéndose en un peligro para la hegemonía de los intereses del proletariado y, por tanto, para el trinunfo de la revolución.
En Guevara existe una forma izquierdista con un contenido en esencia reaccionario. Sus criticas a la URSS durante la década de 1960 son pusilánimes, pues brega por los estímulos morales y critica la venta de armas por parte del social imperialismo, en un contexto en que se empieza a desmontar la base socialista en la URSS tras la toma del poder por parte del revisionismo en 1956 con Jruschov a la cabeza. Los incentivos materiales, la descentralización de las fábricas y el hacerlas responsables de sus pérdidas y ganancias, lleva a que la venta de armas se transforme en un negocio más del social imperialismo. Sin embargo, Guevara no ve esto y no critica el revisionismo, no da cuenta de la usurpación del poder soviético por parte de esta nueva burguesía. El hombre nuevo no entiende el proceso de restauración capitalista y como evitarla.
Los peligros de la restauración
Mao Tse tung es enfático al señalarnos los peligros de la restauración capitalista. A nivel general, antes y después de la revolución o en la construcción del socialismo también existen contradicciones de clase y lucha de clases, lucha entre el camino socialista y el peligro de la restauración capitalista, es por esto, que desde la toma del poder el proceso debe ser dirigido por las clases más avanzadas, a saber: la clase obrera y el campesinado, unido a la dictadura proletaria como única forma de evitar la restauración capitalista. La burguesía derrotada militarmente busca recobrar su paraíso perdido, para esto conspira, se aferra y promueve los prejuicios y las viejas ideas, cultura, hábitos, costumbres heredados de la vieja sociedad, y lo hace especialmente desde el interior mismo del partido comunista y los órganos de dirección estatal. Esto obliga a los obreros a entrar en el dominio de la superestructura, en la cual se enquistan los restauradores del capitalismo y las manifestaciones más arraigadas de la vieja clase dominante; el proletariado debe ejercer su ejercer dirección, pero sobre todo su dictadura en ese agreste terreno de la lucha de clases, disminuyendo de paso la división del trabajo manual-intelectual, campo- ciudad, aboliendo los métodos burgueses de enseñanza, promoviendo el criterio político sobre el técnico y defendiendo su programa máximo y mínimo, entendiendo que la política como expresión concentrada de la economía no sólo refleja sino actúa sobre la realidad, transformándola.
Es por esto, que la Gran Revolución Cultural Proletaria, cumple con la misión de alertar a las masas del peligro de la restauración; la lucha de clases continúa después de la toma del poder, incluso en las organizaciones obreras y partido sigue habiendo lucha entre la concepción burguesa y proletaria. Por lo tanto, las masas, los hombres y mujeres deben estar alertas, movilizados para profundizar y consolidar la revolución.
Para los comunistas es importante ligarse a las masas, un comunista no puede ser tal, si no está organizado. Para el comunista la acción politica organizada, de masas, sistematizada por el partido constituye la expresión más concentrada de los intereses de clase, pasando a constituirse este quehacer en una verdadera escuela política. Dentro de sus organizaciones debe promover el centralismo democrático, la lucha de líneas y combatir las formas burocráticas, el sectarismo y el subjetivismo que lo alejan de las masas, ligándose a las mismas, contribuyendo siempre a elevar su conciencia, guardándose de la arrogancia pequeño burguesa y adoptando el estilo de vida simple y austero.