miércoles, 5 de noviembre de 2008


La fianza no curará lo que aqueja a la nación que se cae y se levanta como marinero borracho en su día libre.



Cuando Usted lea ésto, la fianza de más de 700 billones de dólares ya será noticia vieja, una de las más grandes transacciones de dinero en la historia.Pero esa fianza no curará lo que aqueja a la nación que se cae y se levanta como marinero borracho en su día libre.Las razones son simples.Porque los problemas son sistémicos, enquistados dentro de la naturaleza de la maquinaria rapaz que se manifiesta por todas partes alrededor nuestro. Como un dispositivo Rube Goldberg de formas democráticas al servicio de las industrias financieras es una panza sin fondo, una voraz boca siempre abierta que jamás es satisfecha.¿Porqué no hubo una alarma cuando millones perdieron sus casas por no poder hacer sus pagos debido a las tasas variantes de sus hipotecas? ¿Porqué no sonó una alarma cuando millones perdieron sus trabajos en producción manufacturera y tuvieron que conformarse con trabajos de servicio que pagan poco? Cuando cayeron los niveles de vida y bajaron los salarios a tasas de 1973... ¿porqué nadie sonó una alarma?¿Dónde estuvo la alarma?No hubo alarma -- porque ésa era la "mano ciega del mercado" en acción, la forma niveladora del globalismo, el nuevo orden mundial en movimiento, preparando el camino para el triunfo del capitalismo uber alles.Muy pocos fueron los políticos que dieron voz a este inmenso sufrimiento. Aún mucho más pocos usaron su poder para tratar de aliviar la pena, porque los políticos también estaban borrachos con el licor del globalismo.Pero cuando las olitas se acrecentaron y llegaron arriba, del cierre de las fianzas al cierre de los bancos -y de los bancos a las casas de inversionistas, el Congreso se levantó de su borrachera, e hizo sonar la alarma bién fuerte."Es un 11 de Setiembre económico!," gritaron algunos; "Es un tsunami financiero!," vociferaron otros.Cuando norteamericanos estaban atrapados con préstamos sin garantías y millones confrontaron la pérdida de sus casas, ¿dónde estuvo la alarma?Más importante, ¿dónde estuvo la ayuda para los que estaban en peligro?En ningún lado. Por ninguna parte.


Si ellos los hubieran ayudado la presente crisis se habría mitigado.En cambio, estamos en una situación como cuando un estafador pone su negocio en una esquina, haciendo fraudulentos juegos de naipes, de pronto se aparece un policía.


El policía, en vez de arrestar al estafador, con su rifle saca lo que llevan los transeuntes en los bolsillos, y entrega al ladrón todo lo que ha robado.


El estafador, naturalmente, son las casas de inversiones; el policía, claro, es el Congreso -- y Usted es el transeunte, mentido y robado por ambos.


Karl Marx y Friedrich Engels escribieron, hace160 años, que el Estado es solamente el ejecutivo del capitalismo. Después de lo que estamos viendo, ¿quién lo va dudar?El Imperio se está desmoronando

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