Se les imputaba una agresión a un militante de Falange demostrada falsa y la Policía explicó que los detenidos tenían relación con un presunto miembro de ETA que en realidad fue detenido meses antes.
Justo la semana siguiente a que en Guadalajara se celebrara una manifestación antifascista por los ataques incendiarios a los dos centros sociales de la capital, la Policía Nacional detuvo a 5 activistas por una agresión que el Partido fascista Falange Española denunció a finales de septiembre.
La Policía informó a uno de los familiares de los detenidos, que entre los vínculos y amistades de los detenidos aparecía un supuesto miembro de ETA.
El 21 de septiembre de este año, Falange Española envió un comunicado a los medios provinciales(recibido en la redacción de este periódico) donde se denunciaba una agresión a un joven falangista. En la semana posterior, la Policía Nacional se presentó en los centros de trabajo de los padres de dos de los futuros detenidos advirtiéndoles de que la Policía les estaba buscando en relación a esto. Al no obtener resultados durante esa semana, y tras llevar a cabo diferentes movimientos de seguimiento contra los 3 detenidos posteriores, y en particular, en relación a la manifestación que se celebró el sábado de esa semana, la Policía Nacional esperó a la semana siguiente. Ya el lunes 29, repartió dos citaciones a los dos primeros mencionados. A ambos detenidos les preguntaron "si eran de la extrema-izquierda" o "si se movían por los centros sociales de Guadalajara". Otras dos personas fueron detenidas el martes, uno de ellos en plena calle, cuando se encontraba en las proximidades de la Comisaría de la capital, y un tercero el miércoles. En estos tres últimos casos, se comprobó la ausencia de participación de los detenidos, mientras que los dos primeros se negaron a declarar si no era delante de un Juez. Al poco rato todos fueron puestos en libertad, eso sí, sin obtener copia de sus declaraciones ni obtener copia de su lectura de Derechos; en todos los casos la Policía Nacional decidió sobre la libertad de todos ellos.
"Un etarra que les paga la luz"
Un familiar de uno de los detenidos fue a pedir explicaciones por esto. Un responsable de la Policía informó de que el detenido "y más gente, son entrenados por un vasco que les paga la luz de sus locales, y se llama Arkaitz Goikoetxea".
Lo cierto es que, buscando en Google, Arkaitz Goikoetxea fue detenido en el mes de junio en una operación en la cual la Audiencia Nacional y el Ministerio del Interior imputa a este joven su pertenencia a ETA. Este joven denunció en el año 2002 con pruebas fotográficas las torturas recibidas durante una detención en ese año.
Consulado de la República de Guinea-Bissau
Además, salta la circunstancia que uno de los detenidos es el actual Agregado de Prensa de la representación consular de Guinea-Bissau en España, un dato obviado por los responsables de esta operación llevada a cabo por la Brigada de Delitos Urbanos, y que puede traer algún quebradero de cabeza. De hecho, el Cónsul de Guinea-Bissau en España enviará en breve una nota de protesta al Ministerio de Asuntos Exteriores español pidiendo explicaciones por esta detención.
La detención en bloque de estos cinco jóvenes antifascistas puede ser síntoma de un recrudecimiento en el recorte de las garantías y derechos de los detenidos en Guadalajara. La mayoría de las detenciones fueron llevadas a cabo mediante procedimientos irregulares y mediante indicios extremadamente débiles, entre otras cosas porque todos los detenidos han podido probar su ausencia en los hechos denunciados por la organización falangista. Cabe preguntarse qué es lo que pasaría si alguien, imputado en similares circunstancias, no pudiera o no tuviera medios como para probar su inocencia.
Además a esto se le añade el agravio comparativo en relación a los implicados en casos de terrorismo fascista o agresiones nazis, donde en el verano de este año hubo una enorme actividad de este tipo sin que haya habido reacciones claras; es más, un intento de asesinato por corte en el cuello se ha saldado por ahora con una simple detención, llevada a cabo tres semanas después de los hechos y con los autores perfectamente identificados.
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